La trata de personas, la forma moderna de esclavitud, crece en Uruguay, y son millones las víctimas en todo el mundo.
Los países de la región buscan coordinar sus políticas, compartir información y agilizar la burocracia para combatir este delito.
La Escuela de Gobierno de Uruguay convocó a autoridades, organizaciones de derechos humanos, junto a especialistas internacionales y periodistas para impulsar la cooperación contra un delito que atraviesa todo el continente: la trata de personas.
La trata es uno del los tres negocios ilegales más lucrativos del mundo, junto al tráfico de armas y las drogas.
Las ganancias se estiman en miles de millones de dólares y son millones las víctimas, pero lo que más impacta, son las historias de cada una de ellas.
Se impulsa la creación de refugios por tiempo indeterminado, que permitan a las víctimas tener la certeza de que no tendrán que volver a la calle, y a volver a caer en las redes de explotación.
La mayoría de las víctimas de trata son para explotación sexual, pero existen muchas modalidades: trabajo forzado en fábricas, plantaciones, mendicidad o servicio doméstico.
Los clientes de las víctimas de explotación sexual, los empleadores de las víctimas de explotación laboral, son nuestros vecinos, convivimos con ellos en la sociedad. Con las víctimas, y con los victimarios. Pero no los vemos, o no queremos verlo. De alguna manera somos cómplices de que ésta situación exista.
Eugenia Rodríguez, Montevideo

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