
El pasado dice que si Hillary Clinton se convierte en presidenta de Estados Unidos, ella se sentirá cómoda dirigiendo un país beligerante, señala el medio francés Slate.
Cualquiera que sea el resultado de las elecciones presidenciales de Estados Unidos —que tendrán lugar el venidero 8 de noviembre—, el ganador se convertirá en gobernante de un país que está en guerra.
El poder ejecutivo en EEUU tiene pleno derecho de decretar ataques aéreos, operaciones especiales y demás demostraciones de la fuerza, sin temer el control del legislativo.
A diferencia de Donald Trump que suele modificar sus opiniones, Hillary Clinton cuenta con una experiencia política suficiente para evaluar sus posibles acciones desde la silla presidencial, y la historia indica que en la mayoría de los casos la antigua secretaria de Estado prefirió las soluciones militares. Cambios de régimen Hace 14 años —en 2002— la entonces senadora del estado de New York votó por el uso de la fuerza en Irak, para demostrar el poder de Estados Unidos a Sadam Husein, pero después de muchos años, ella cambió su postura y admitió que confiar en Bush había sido un error. Durante los debates presidenciales ella aseveró que tenía fe en "la diplomacia forzosa", y solo quería que el enemigo obedeciedo.
En 2011 Clinton, sin embargo, de nuevo votó por el uso de la fuerza, esta vez contra Libia. La administración de Obama —en la que sirvió Clinton— hizo todo para derrocar el Gobierno libio, algo que trajo a este país africano a la ruina. Más tarde, Obama reconoció que éste fue su mayor error.
Después de un rato —en 2012— Clinton ofreció a la Casa Blanca realizar nueva apuesta y contribuir al cambio de poder en Siria suministrando armas y el entrenamiento a la oposición siria. Obama rechazó entonces esta propuesta, basándose en la opinión de los analistas de la CIA sobre la inutilidad de este paso, nota el medio.
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